El ramo de novia es un indiscutible protagonista de la boda. Para una novia el ramo supone una prolongación de su vestido y de sí misma, de sus ideales y sus deseos, de sus pensamientos y sus inquietudes. Tanto es así que a la hora de elegir el ramo, nos tomamos nuestro tiempo. Buscamos el significado más emotivo y especial para nosotras ya no sólo en el tipo de ramo, sino también en los colores, en las flores.
En la Antigüedad, las bodas se celebraban en julio, con los primeros baños, y en algunas culturas los novios y novias lavaban sus pies en tinajas, mientras que en otras como la griega, se elegían flores aromáticas para envolver el ambiente y alejar a los malos espíritus, siendo los sarracenos los que trajeron a España la costumbre de portar tan hermoso elemento para los enlaces.
Desde entonces ha habido muchos cambios. Somos muchas personas en este mundo, con muchas inquietudes, semejanzas y diferencias, pero cada una somos personales… esto también se aplica a las bodas. Así que por todo ello ¿por qué no casarnos en invierno? En unas fechas tan simbólicas y emblemáticas para muchos por la presencia de la Navidad, llenas de amor y alegría, de unión familiar… ¿por qué no contar con una boda de invierno, con un ramo de invierno?
En invierno las flores debido al clima perduran más al paso de las horas, por lo que se mantienen más frescas, más vivas, y realzan aún más si cabo su esplendorosa belleza. Y diréis: «si en navidad sólo hay piñas y piñones». Pues no queridas y queridos lectores, hay mucha variedad de flores y plantas invernales que ofrecen una majestuosidad de combinaciones.
También pensaréis que las flores de invierno tendrán que ser blancas, pero tampoco: es cierto que las hay de tonos blancos como las anémonas blancas, la flor de algodón, la paniculata que tanto está ahora de moda…; pero también tenéis la Cinerara, las bayas silvestres, el tulipán, los ranúnculos, la rosa de David Austin, o la rosa de navidad, la flor de jardín y la bruna; incluso las orquídeas y ¡por qué no!, las piñas por supuesto.
Dicho esto, hemos querido traeros algunos ejemplos que para nosotros son entrañables, ramos navideños hechos con mucho amor y delicadeza. Con mimo y con dulzura como si de nuestro propio ramo se tratara.
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¿Cuál os ha gustado más? ¿Os atreverías a imaginar vuestro propio ramo navideño? Si es así decídnoslo, estaremos encantadas de poder asesoraros y participar en tan hermoso proceso de creación.
Como para gustos colores, esperemos que este nuestro primer post juntas, sí, de dos alocadas y divertidas amigas, amigas entre sí y amigas de las flores, os haya parecido tan precioso como a nosotros. Por eso os animamos a que nos contéis qué le pediríais a las flores.