El algodón es uno de los vegetales más fácilmente reconocibles, por su textura y su eterna apariencia a nube que lo convierten en un elemento único. Su fibra natural la hace idónea para la creación de tejido y es la auténtica protagonista de una planta que tiene mucha historia: parece que el primer cultivo de algodón habría tenido lugar en México hace 8.000 años, aunque también hay referencias de en la civilización del valle del Indo. De esta manera, las antiguas civilizaciones latinoamericanas o la antigua Persia ya disfrutaban de las ventajas de ropa de fibras de algodón. Por supuesto, desde el siglo XIX hasta hoy su uso se ha industrializado, haciendo del algodón uno de los cultivos más importantes del mundo.
Además de sus usos industriales en el mundo del textil o de los productos higiénicos, el algodón está ganando adeptos en su forma original vegetal en el mundo de la decoración de bodas y eventos. E incluso ya forma parte de ramos de novia. Su apariencia delicada y la calidez que transmite lo convierten en un aliado estupendo para bodas de otoño e invierno.
De octubre a febrero se constituye una temporada muy interesante para bodas o eventos de decoración silvestre y bucólica. La llegada del otoño o la consolidación del invierno atraen materiales como la madera o el hierro forjado y plantas cuyo verde sea más bien plateado, tanto en decoración floral como en centros de mesa u otros detalles. En este contexto otoñal o de aires invernales el algodón es perfecto como elemento ornamental para la creación de aires campestres y rústicos. Para ello puede combinarse bien con otras plantas que evocan esos ambientes como florecillas secas, ramas de olivo o eucalipto.
Las novias de invierno más hippies o soñadoras también pueden hacer uso del algodón para sus bodas en un alegre acompañamiento de gerberas o margaritas, por ejemplo, así como otras flores frescas de buen tamaño en las que el algodón salpica su encanto abullonado.
La graciosa pomposidad del algodón también queda de maravilla en ramos de novia. Blanco, delicado, original, hay quienes apuestan por un ramo íntegro de flores de algodón. Además, también pueden obtenerse los mismos efectos decorativos que se han nombrado anteriormente: una conjunción con trigo aporta un aire rústico, con erica se crea un ramo muy romántico, con nandina se evoca directamente a una tarde otoñal y con margaritas se desprende hilaridad.
Si es demasiado atrevido, opta por las mejores compañeras para los ramos de novia: las rosas, la paniculata, el brezo o una de nuestras preferidas: las fresias. Junto con brunia, se consiguen efectos preciosos, etéreos o rotundos, pero siempre bellos.
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